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Como cristianos, vivimos bajo la gracia de Cristo y no bajo la carga de la ley. Sin embargo, hay principios eternos que trascienden épocas, sistemas y culturas —y uno de ellos es el principio del diezmo.
Dios estableció el diezmo como una práctica de reconocimiento, gratitud y provisión. En el Antiguo Testamento, era parte de un sistema ordenado por Dios para el cuidado del pueblo, los sacerdotes y los necesitados. Pero hoy, en la Iglesia, el diezmo se vive más como una expresión del corazón que como un mandato legal.
Aun así, muchas personas se preguntan: ¿sobre qué base debo calcular mi diezmo?
La respuesta puede variar según la situación personal de cada creyente, pero hay dos formas principales que han surgido históricamente, y ambas tienen fundamento bíblico y lógica práctica:
1. El Diezmo sobre el 'Ingreso Total'
Esta es la forma más directa de calcularlo: el 10% de lo que ganas antes de cualquier deducción.
Por ejemplo, si recibes $5,000.00 al mes, entonces corresponde diezmar $500.00 Este enfoque parte del reconocimiento de que todo proviene de Dios, y que Él es dueño de lo primero y de lo último.
Es una manera de poner a Dios en primer lugar, antes de cualquier otra obligación. Esta práctica refleja fe, obediencia y confianza en que Dios proveerá para todas tus necesidades.
Este método es especialmente útil para quienes reciben ingresos fijos, estables y sin muchas deducciones. Es claro, simple y fácil de aplicar. Además, es el más valorado en la comunidad de fe en el mundo.
2. El Diezmo sobre 'Lo que Realmente Recibes'
No todos los creyentes tienen la misma situación económica. Hay hermanos que enfrentan cargas familiares, préstamos, pensiones alimentarias u otras responsabilidades que limitan su liquidez mensual.
En estos casos, surge una pregunta honesta: ¿debo diezmar sobre lo que gano o sobre lo que verdaderamente recibo en mis manos?
Un ejemplo real: un hermano me compartió que su salario es de $12,000.00 al mes, pero debido a deducciones automáticas por préstamos y otros compromisos (como una pensión alimenticia), sólo recibe $7,000.00 Él decidió diezmar fielmente sobre esos $7,000.00 entregando $700.00 mensuales a la obra de Dios.
Este enfoque también tiene raíces bíblicas, porque el diezmo en esencia siempre debía ser una ofrenda voluntaria comprometida de un corazón agradecido que responde con generosidad.
¿Cuál es la mejor forma?
No existe una única respuesta correcta. La decisión dependerá de tu contexto, conciencia espiritual, circunstancias personales y relación personal con Dios.
Lo fundamental es que el diezmo sea una expresión de alegría y gratitud hacia a Dios, un acto de adoración y no de obligación.
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (2 Corintios 9:7)
Sea cual sea la base que elijas para calcular tu diezmo, hazlo con integridad, oración y gozo. Porque al final, es importante cómo haces lo que haces para Dios.