Debilidades: La Puerta al Poder de Dios

Sermón bíblico acerca de las debilidades y el poder de Dios
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Debilidades: La Puerta al Poder de Dios

El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. — Isaías 40:29 (RVR1960)

Introducción

Permítame serle brutalmente honesto esta tarde. Aun teniendo a Cristo en mi vida, he atravesado momentos en los que mi única reacción ha sido tirarme al suelo y llorar, incapaz de articular palabra. No recuerdo haber derramado tantas lágrimas en mi vida como lo he hecho delante de la presencia de Dios. Noches de insomnio, ansiedad galopante, miedo al mañana y una sensación de soledad, a pesar de estar rodeado de gente que me ama.

Personalmente, he caminado por el valle de la ansiedad, la depresión y la fibromialgia. Fui de médico en médico, de especialista en especialista, y las medicinas llegaban a mi cuerpo, pero nunca a mi alma. No fue hasta que entendí que necesitaba a Dios mucho más de lo que pensaba, Él me liberó y me sostuvo. Por eso estoy de pie ante usted hoy.

No le voy a dar una "clave mágica" para que nunca más sufra. Eso sería mentirle. Pero sí le daré una verdad poderosa que Dios me ha enseñado para vencer día a día:

(Proposición) Nuestras debilidades no son el fin; son el recordatorio de que tenemos un límite y de que necesitamos desesperadamente a Dios.

Hay cargas que no fueron diseñadas para que usted las lleve solo. Hoy quiero compartirle cómo Dios convierte nuestras debilidades en la plataforma perfecta para dos cosas: nuestra renovación y nuestra dependencia absoluta de Él.


Desarrollo

1. Las debilidades son el antídoto contra el orgullo (Nos mantienen humildes)

2 Corintios 12:7: "...me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera."

Este versículo es fascinante. Nos muestra que incluso un gigante espiritual como el Apóstol Pablo tenía una tendencia humana: la soberbia. Sus grandes revelaciones podían haberlo inflado de orgullo, haciéndole creer que era autosuficiente. Pero el aguijón le recordaba su fragilidad. Aprendió que aceptar sus límites era el camino hacia la verdadera grandeza: la humildad.

No se engañe, todos —por muy siervos de Dios que seamos— tenemos debilidades:

- Abraham: Mentía por miedo para protegerse a sí mismo.
- Moisés: Luchaba con la impaciencia y la ira.
- José: En su juventud, su ego y vanidad lo metieron en problemas.
- Elías: Un profeta de fuego que luchó contra la depresión y el deseo de morir.
- Pedro: Impulsivo y de carácter volátil.

Lo opuesto a la humildad es la soberbia, esa actitud que infla el corazón como un globo de helio y nos aleja de la realidad y de los demás. Como dijo Tales de Mileto: "La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás."

Para que Dios se glorifique en usted, necesita aceptar que no está bien y que necesita ayuda. Deje de ocultar su debilidad detrás de la crítica a otros. La humildad es el primer paso hacia la sanidad.


2. Las debilidades nos enseñan la verdadera dependencia

Salmos 73:26: "Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre."

Depender de Dios no es una frase bonita; es reconocer que apenas podemos controlar nuestra propia vida.

Recuerdo a Martita, una profesora de Biblia que tuve. Una mujer seria, sabia y fuerte. Si usted se paraba cerca de ella, sabía que era una mujer de Dios sin que ella dijera una palabra. Un día, escuché su historia y me quedé helado. En el lapso de un mes, su esposo falleció, una semana después su hija murió atropellada, luego su hijo mayor murió de un paro cardíaco, y el banco le embargó la casa por una deuda de otro hijo.

Cualquiera se habría derrumbado. Pero en ella no había amargura, solo una adoración más profunda. Cuando le preguntaron su secreto, dijo sencillamente: "Tengo mis ojos puestos en el autor y consumador de mi fe. Dios no me da una prueba mayor a la que puedo resistir".

¿Es usted de los que se alejan de Dios cuando las cosas van mal, o de los que corren hacia Él? Recuerde las palabras de Jesús en Juan 15:5: "Separados de mí nada podéis hacer." Venga a Su presencia tal y como está. Es mejor estar débil con Él, que fuerte sin Él.


3. En su debilidad, el Cielo intercede por usted

¿Ha tenido momentos donde no tiene fuerzas ni para orar? Yo sí. Y en esos momentos, saber que alguien ora por uno es un consuelo inmenso.

Ayer, una hermana de la iglesia envió un audio por WhatsApp sencillamente diciendo: "Dios les fortalezca. Él es su fuerza y aliento. Los amamos." ¡Qué consuelo trajo a mi alma! Pero quiero que sepa algo aún más glorioso. Si llegara el día en que nadie ore por usted aquí en la tierra, hay dos intercesores divinos que nunca callan:

El Espíritu Santo: "El Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles." (Romanos 8:26)

Jesucristo: "...el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros." (Romanos 8:34)

En su confusión, cuando el dolor le cierre la garganta, sepa esto: El Cielo no está en silencio sobre su vida. Ellos están orando por usted.


4. Su debilidad es el escenario para la Gloria de Dios

2 Corintios 12:9: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad."

Dios no desperdicia nada. Cuando entregamos nuestras debilidades a Él, se convierten en trofeos de su gracia.

El Señor ha tomado a tartamudos y los ha hecho grandes oradores. Ha tomado a cobardes y los ha hecho valientes predicadores. Ha tomado a enfermos y los ha convertido en testimonios vivientes de sanidad. Ha tomado asesinos y adúlteros y los ha transformado en nuevas criaturas.

La paradoja del Reino es esta: Cuando soy débil, entonces soy fuerte.


Cierre

Dios le hace una pregunta directa esta tarde: ¿Cuál es su debilidad hoy? ¿Es la ansiedad? ¿Es el carácter? ¿Es una enfermedad? ¿Es un pecado oculto?

No luche más en sus propias fuerzas. Entréguesela a Él. Su debilidad es la oportunidad perfecta para que Dios exhiba su poder.

Digamos juntos: "Señor, no puedo más, pero Tú sí puedes. Aquí está mi debilidad, muéstrame tu gloria."

Amén.

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* Compartimos sermones que buscan inspirar y apoyar a siervos de Dios en la preparación de sus mensajes, ofreciendo ideas para que puedan predicarlos con su propio estilo, unción y claridad, fortaleciendo su ministerio y edificando a sus congregaciones.
Pastor Roger Casco

Tengo el privilegio de servir junto a mi esposa, empleando los dones que Dios nos ha dado para discipular con sencillez y claridad, confiando plenamente en la obra de Cristo Jesús que transforma vidas por medio de su Evangelio. Después de pastorear dos iglesias, en 2022 plantamos una más, la Iglesia Bíblica Rey de Gracia (IBRG) en una pequeña aldea fuera de la ciudad de Tegucigalpa. Aquí Dios nos ha regalado una hermosa familia de la fe y consiervos maravillosos. Anhelamos permanecer aquí hasta el final de nuestros días. He sido misionero en Honduras y en Israel. Además, hemos escrito el libro “Su NOMBRE: ¿Jesús o Yeshúa?”, reconocido por LOGOS como una joya de erudición apologética. Soy padre de dos maravillosos hijos, entusiasta de la tecnología y aficionado al ajedrez. email facebook instagram external-link

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