Génesis 50:20 (RVR1960) Vosotros pensasteis mal contra mí, pero Dios lo encaminó para bien, para hacer lo que hoy se ve, para mantener en vida a un pueblo grande.
¿Alguna vez ha pensado que todos los héroes bíblicos de la fe también son héroes del sufrimiento?
La fe no brilla más cuando todo es perfecto, sino cuando resiste el fuego de la prueba. Y cada personaje de la Biblia que fue usado grandemente por Dios pasó antes por el crisol del dolor.
José es uno de esos ejemplos. ¿Quién no admira su fidelidad, su integridad, su visión profética? Pero detrás de ese hombre usado por Dios estaba una historia llena de dolor.
Odiado por sus hermanos, envidiado, casi asesinado, vendido como esclavo, separado de su familia, luego acusado falsamente, encarcelado injustamente y olvidado durante años en ese oscuro lugar.
Y después de décadas de silencio, Dios lo levantó… no solo para salvar una nación, sino para perdonar a quienes le hicieron daño. Cuando al fin volvió a ver a sus hermanos, no los condenó. No los culpó. No exigió justicia. Dijo algo inolvidable (parafraseando): “Tengan paz. Todo lo malo que me ocurrió, Dios lo convirtió en bien… para mí, y también para ustedes”.
Esa frase no es solo una declaración teológica. Es una revelación profunda de quién es Dios: aquel que puede tomar lo peor que nos pasa y convertirlo en bendición para muchos.
No importa si el sufrimiento viene por nuestras decisiones equivocadas, por la injusticia ajena, por enfermedad, traición o decepción… Dios puede tomar todo eso y usarlo para bien. Para nuestro bien. Para el bien de otros. Para que lleguemos a una posición de servicio, sanidad y gloria.
El sufrimiento no debe ser visto como castigo, sino como herramienta en las manos de Dios. El sufrimiento es una herramienta purificadora del corazón y prepara el carácter del siervo de Dios.
Todos los héroes de la fe fueron probados, ninguno escapó del sufrimiento. Abraham pasó por el sacrificio de Isaac. Moisés fue rechazado por su propio pueblo antes de liberarlo. David fue perseguido por Saúl antes de ser rey. Job fue afligido antes de ser restaurado. Jeremías lloró por su pueblo antes de ser escuchado. Pablo sufrió cadenas antes de predicar ante reyes. Inclusive, nuestro 'Rey de Gloria' fue experimentado en quebranto. Y todos ellos salieron del fuego no quemados, sino purificados.
Usted también puede ser un héroe del sufrimiento. Un testimonio de cómo Dios tomó el dolor y lo usó para bien. Dios quiere que nuestra historia bendiga a otros. Así que, si hoy está pasando por adversidades, recuerde esto: Dios no está ausente. Está trabajando. Está tomando cada herida, cada lágrima, cada injusticia… y la está usando para transformarle.
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Oremos: Señor, gracias porque nada se pierde en tus manos. Aunque pase por pruebas, ayudas mi fe para pensar que todo lo estás usando para bien. Humíllame cuanto sea necesario, fortaléceme en la espera, y prepárame para el propósito que tienes para mí. Que mi vida sea testimonio de tu fidelidad. En tu nombre Jesús, amén.
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