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La noche antes de ser entregado a la cruz, Cristo compartió una cena con sus discípulos, un momento cargado de simbolismo eterno. Durante esa velada, transformó el pan y el vino en símbolos de su cuerpo roto y su sangre derramada, estableciendo un memorial que trascendería los siglos. Pero, ¿qué significa realmente esta cena? y ¿Con qué frecuencia debemos recordarla?
Estas preguntas nos llevan a explorar uno de los actos más significativos del cristianismo: la institución de la Santa Cena. Este memorial no solo conmemora el sacrificio en la cruz, sino que también señala hacia el futuro glorioso de la venida de Cristo.
El Contexto Bíblico de la Santa Cena
La Santa Cena fue establecida durante la Pascua judía, una festividad que recordaba la liberación de Israel de la esclavitud en Egipto (Éxodo 12:1-14). Jesús, siendo judío, participó en esta celebración junto con sus discípulos. Sin embargo, aquella noche trascendió el significado histórico de la Pascua al vincularla con su propia muerte. En Lucas 22:19-20 encontramos:
Y tomó el pan, y dio gracias, y lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
Aquí, Jesús transformó el pan y el vino en símbolos de su cuerpo roto y su sangre derramada. Estos elementos representan el sacrificio mediante el cual se selló un pacto eterno entre Dios y la humanidad.
Una Promesa Extraordinaria
En medio de esta cena, Jesús hizo una declaración que resuena hasta hoy: "No beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre" (Mateo 26:29). Esta afirmación apunta directamente a su Segunda Venida, cuando regresará en gloria para inaugurar el reino eterno.
Esta promesa subraya que la Santa Cena no es simplemente un ritual repetitivo, sino un acto lleno de esperanza escatológica. Cada vez que se celebra, los creyentes proclaman que están viviendo en expectativa de ese día glorioso cuando se cumplan todas las cosas.
¿Con qué Frecuencia Debería Celebrarse?
El debate sobre la frecuencia de la Santa Cena ha sido tema de discusión en muchas comunidades cristianas. Algunos sostienen que debe realizarse cada vez que los creyentes se reúnan, basándose en 1 Corintios 11:26: "Porque todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga". Otros, como yo, creen que debería limitarse a una vez al año, durante la Pascua o Semana Santa, para preservar su carácter simbólico y su conexión con la última cena de Jesús.
Examinemos esto desde la perspectiva bíblica:
1. El Contexto Histórico: La Santa Cena fue instituida durante la Pascua, una celebración anual. Esto sugiere que su observancia estaba originalmente ligada a ese evento específico. Jesús no dijo "haced esto semanalmente o mensualmente", sino "haced esto en memoria de mí". La frase "en memoria de mí" implica recordar conscientemente el sacrificio de Cristo, algo que podría perderse si se convierte en una práctica rutinaria.
2. La Advertencia de Pablo: En 1 Corintios 11:27-30, Pablo advierte con seriedad sobre la importancia de participar dignamente en la Santa Cena:
De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
Esto no es un asunto trivial. Participar de la Santa Cena sin examinarse a uno mismo puede tener consecuencias graves, tanto espirituales como físicas. Por eso, Pablo enfatiza la necesidad de hacerlo con reverencia y conciencia clara.
3. El Propósito de la Santa Cena: Según 1 Corintios 11:26, la Santa Cena tiene un doble propósito: anunciar la muerte de Cristo y esperar su venida. No es solo un acto de devoción personal, sino también una proclamación pública de la fe cristiana. Una celebración anual enfatiza mejor estos aspectos, permitiendo que los creyentes mediten profundamente en el significado de la cruz y la resurrección.
Conclusión: Una Celebración Anual con Profundo Significado
Basándonos en el contexto bíblico y en el propósito de la Santa Cena, parece razonable concluir que su observancia debe limitarse a una vez al año, preferiblemente durante la Pascua o Semana Santa. Esta práctica no solo honra el contexto histórico de su institución, sino que también fomenta una reflexión más profunda y significativa sobre el sacrificio de Cristo.
Al celebrar la Santa Cena una vez al año, los creyentes pueden experimentar una renovación espiritual y una mayor apreciación por la obra redentora de Jesucristo. Además, esta frecuencia permite que la promesa hecha por Jesús —no volver a beber del fruto de la vid hasta su segunda venida— cobre mayor relevancia, recordando que estamos llamados a vivir en expectativa de ese día glorioso.
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