Devocional Diario: Biblia para Vivir
El temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría. — Proverbios 1:7 (RVR1960)
Imagine que está caminando por un sendero en medio de un bosque. De repente, escucha un rugido a lo lejos. Sabe que hay un animal salvaje en la zona. ¿Qué hace? El temor nos alerta, nos hace detenernos y buscar un lugar seguro. Este tipo de temor no es malo; de hecho, nos protege. Pero, ahora imagine que usted decide nunca volver a pasar por allí. En ese caso, el temor original, aunque útil, ahora es un problema para usted.
Los temores destructivos nos encierran en una cárcel de inseguridad y duda. Por ejemplo, el temor al fracaso y el temor a lo que otros piensen de nosotros.
Pero también existen los temores constructivos. Por ejemplo, el temor a lastimar a alguien nos enseña a ser cuidadosos con nuestras palabras. El temor a perder nuestra salud nos motiva a cuidarnos mejor. Sin embargo, incluso estos temores pueden controlarnos si perdemos el equilibrio.
Ahora bien, hay un temor que supera a todos los demás: el temor reverente a Dios. Este es el principio de la sabiduría.
Este temor no es miedo a ser castigado, sino uno reverente hacia quién es Dios. Es reconocer su grandeza, su poder y su amor infinito. Este temor santo no nos paraliza; al contrario, nos libera y nos da paz. Es el único temor que da paz. Cuando tememos a Dios por encima de todo, todos los demás temores pierden su poder.
¿A qué le teme en este momento?
Oremos: Padre celestial, gracias porque Tú eres digno de todo temor y reverencia. Ayúdame a reconocer tu grandeza y a vivir con un temor santo que me libre de todos los temores destructivos. Perdóname por las veces que he permitido que otros temores controlen mi vida. Hoy elijo temerte a ti por encima de todo, sabiendo que en tu presencia encuentro paz, sabiduría y libertad. Guíame a vivir una vida llena de propósito bajo la sombra de tu grandeza. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
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