Devocional Diario: Biblia para Vivir
Todo lo hizo hermoso en su tiempo... — Eclesiastés 3:11 (RVR1960)
Realmente, Dios puede usar de todo para hablarnos. En casa tenemos un reloj de pared que siempre se retrasa cinco minutos. Es bonito, económico y pequeño, pero no sirve de nada. Ajustarlo no sirve; tarde o temprano vuelve a perder el ritmo.
Ese reloj en la pared me hizo reflexionar en que muchas veces manipulamos las cosas para conseguirlas cuando queremos. Hay cosas que están lejos de nuestro control, y no queda más que esperar. Esto me lleva a pensar en los planes de Dios.
Salomón escribió que Dios hace "hermoso todo en su tiempo". Nosotros queremos controlar, apresurar o ajustar las cosas según nuestras conveniencias, pero solo Dios es el Rey Absoluto del tiempo. No nosotros.
Es como el agricultor que siembra una semilla. Aunque proporcione todo lo mejor —agua, sol, nutrientes—, no puede acelerar el proceso para que germine. Solo tiene que esperar y confiar en que ha hecho lo mejor para obtener fruto en su tiempo. Así es con nuestras vidas. No podemos cambiarlo todo cuando queramos. Pero Dios puede ayudarnos a encontrar propósito mientras esperamos.
Hoy te invito a dejar toda esa ansiedad y desesperación. Dios quiere que confiemos en Él y aprendamos a esperar, porque está haciendo cosas muy hermosas por nosotros. Dios nos llevará a aprender a recibir todo en su momento perfecto, porque Dios no se atrasa cinco minutos, ni tampoco puede adelantarse. Él es justo, bueno y misericordioso, y sus planes siempre son de bien y no de mal para nosotros. Confía en que Él está preparando todo para cuando llegue el tiempo exacto que ha diseñado para ti.
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Oremos: Padre celestial, gracias porque Tú eres el dueño del tiempo y tienes todo bajo control. Perdóname por querer apresurar tus planes o manipular las circunstancias según mis deseos. Ayúdame a confiar en tu tiempo perfecto y a descansar en tu soberanía. Gracias porque haces hermoso todo en su momento. Te entrego mis días, mis planes y mis sueños, sabiendo que siempre obrarás para tu gloria y mi bien. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
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