1 Pedro 3:15 (RVR60) sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros
Cada cristiano tiene un llamamiento ineludible: estar preparado para dar razón de la esperanza que vive dentro de usted. No se trata de un debate acalorado, sino de una defensa cimentada en la verdad y el testimonio que transforma.
Esta convicción fue el motor de un movimiento crucial en la historia de la fe. Recordamos que un día como hoy, 31 de octubre de 1517, en Alemania, el teólogo Martín Lutero desafió el statu quo. Su acto, que despegó una revolución espiritual conocida como la Reforma Protestante y se extendió por toda Europa y el mundo, no buscaba inicialmente dividir la Iglesia, sino impulsar un llamado a la conciencia para su fortalecimiento y purificación.
Lutero y otros defensores de la esperanza volvieron a la sencillez y contundencia de las Escrituras. Ellos entendieron que la única razón de nuestra esperanza reside en cinco pilares que no se negocian: Solo la Escritura, solo la fe, solo la gracia, solo Cristo, y solo a Dios sea la gloria.
Usted también tiene el deber de dar razón de esa esperanza. En medio de los "vientos doctrinales" y las confusiones que golpean a la iglesia, su deber es mantenerse firme. Ponga sus ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. Si el enfoque está en Él, su vida será una defensa clara, sencilla y profunda.
Sea un defensor. Sea un apologista. Sea la razón de la esperanza para otros.
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Oremos: Señor y Dios nuestro, le ruego que santifique mi corazón para que mi vida honre su nombre. Mantenga mi mente lúcida para discernir y mi espíritu preparado para ser un defensor de la esperanza que me ha sido dada en Jesucristo. Ayúdeme a permanecer firme en su palabra y a vivir con la mansedumbre y reverencia necesarias, para que mi testimonio sea un reflejo claro, sencillo y potente de su verdad. Amén.
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