Proverbios 18:12 (RVR1960) Antes de la ruina es altivo el corazón del hombre, y antes de caer la soberbia de espíritu.
Hay una ley espiritual tan clara en la Palabra de Dios: los soberbios tienen una segura caída.
Cuando alguien vive convencido de que no necesita ayuda, que no puede equivocarse, que todo depende de él… está parado sobre un terreno inestable. Y tarde o temprano, ese suelo cederá.
Esa es la historia de muchos personajes bíblicos. Por ejemplo, de la Torre de Babel. En Génesis 11, vemos cómo toda la tierra hablaba una sola lengua y los hombres decidieron construir una torre que llegara hasta el cielo. Su objetivo no era glorificar a Dios, sino hacerse famosos, más fuertes y controlar su destino.
Pero Dios bajó a ver la ciudad y la torre… y no encontró humildad, sino orgullo. No halló dependencia, sino autosuficiencia. Y Él, que resiste a los soberbios, confundió sus lenguas y los dispersó por toda la tierra. Fue una caída segura, y no fue sorpresa. Fue justicia divina.
Dios garantiza una segura caída a todos los soberbios, orgullos y altivos. Sólo mire lo que pasó con Satanás, cayó hasta lo más bajo, después de ser el jefe de la alabanza. Dios destruye lo que se levanta contra su propósito. Porque ama la humildad.
Jesús mismo nos dejó el ejemplo. Dios se humilló, no se aferró y encarnó como un hombre, como uno de nosotros, igual a su creación. (Filipenses 2:5-11)
¿Qué hay en tu corazón hoy? ¿Cree que sin usted nada funcionará? ¿Rechaza consejo, corrección o ayuda porque piensa que sabe más que otros?
¿O usted ya reconoció que necesita de Dios?
Porque si hay algo seguro, es esto: Si nos humillamos primero, escaparemos de la caída.
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Oremos: Señor, líbranos de la ilusión de la autosuficiencia. Ayúdanos a reconocer nuestra necesidad de ti cada día. Que no haya lugar para la soberbia en nuestros corazones, sino espacio suficiente para tu gracia. Queremos humillarnos esta mañana ante tu poder, sino pues humíllanos cuando queramos abrazar la soberbia, y exáltate tú. En tu nombre, amén.
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