Devocional Diario: Biblia para Vivir
Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová hacia Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová. (Jonás 1:1-3 RVR1960)
¿Te has sentido alguna vez como Jonás? Conoce lo que Dios espera de usted, y sin embargo, decide tomar el camino opuesto. Jonás fue llamado por Dios para predicar en Nínive, la capital de Asiria, un pueblo que había sido enemigo de Israel. Para Jonás, ir allí significaba enfrentarse a sus propios prejuicios y temores.
Probablemente, Jonás temía que al llegar a Nínive lo rechazaran, lo atacaran o incluso lo mataran. Pero un estudio de todo el libro nos demuestra que su más profundo temor era que Dios perdonara a sus enemigos si ellos se arrepentían. Jonás sabía que Dios es misericordioso, lento para la ira y grande en amor (Éxodo 34:6), y no quería ser parte de un plan que beneficiara a quienes él consideraba indignos de tal gracia. Así que decidió huir, pensando que podía escapar de la presencia de Dios. Sin embargo, como bien sabemos, no hay lugar donde podamos escondernos de Él (Salmo 139:7-12).
Huir de la voluntad de Dios nunca es la respuesta. Jonás eligió embarcarse rumbo a Tarsis, otra ciudad en dirección opuesta, pensando que Dios podía enviar a otro en su lugar. Sin embargo, su huida solo trajo tormentas, caos y sufrimiento no solo para él, sino también para otros que le rodeaban.
¿Le ha sucedido que por desobedecer a Dios otros están sufriendo por sus decisiones?
Dios quiere que aprendamos a obedecer, incluso cuando no entendemos sus caminos o cuando sus instrucciones desafían nuestros deseos personales. La obediencia no siempre es fácil ni cómoda, pero siempre trae bendición. Imagine cómo habría cambiado la historia si Jonás hubiera obedecido desde el principio. El arrepentimiento de Nínive y la salvación de miles de personas fueron posibles gracias a la misericordia de Dios, ¡pero cuánto tiempo perdió Jonás huyendo!
¿Hay algo en tu vida que has estado retrasando o evitando porque no te agrada o te parece difícil? Tal vez Dios te está llamando a perdonar a alguien, a servir en un área específica, a dejar una relación tóxica o a compartir el evangelio con otros. No esperes hasta que estés listo o cómodo. Confía en que Él tiene un propósito mayor.
Como hijos de Dios, somos llamados a ser obedientes, no perfectos. Aunque nuestras motivaciones no sean las mejores al principio, Él toma nuestra disposición y la transforma en bendición. Deje de lado sus excusas.
Finalmente, pregúntese: ¿A qué camino le están llevando sus pasos: al de la obediencia o al de la desobediencia?
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Oremos: Padre celestial, gracias porque nos amas tanto que nos llamas a ser parte de tu plan perfecto. Hoy te pedimos perdón por las veces que hemos huido de ti, buscando nuestro propio camino o dejándonos llevar por nuestros temores y prejuicios. Ayúdanos a confiar en tu sabiduría y misericordia, incluso cuando no entendemos tus caminos. Danos un corazón dispuesto a obedecerte, aunque sea incómodo o desafiante. Que nuestros pasos siempre nos lleven hacia tu voluntad, y no lejos de ella. En el nombre de Jesús, nuestro Salvador y ejemplo de obediencia, oramos. Amén.
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