Devocional Diario: Biblia para Vivir
¿Qué tienes en tu mano?" — Éxodo 4:2 (RVR1960)
Cuando Dios llamó a Moisés para liberar a Israel de la esclavitud, este se llenó de excusas. No era un líder carismático, no tenía ejércitos ni riquezas, y apenas podía hablar en público. Sin embargo, Dios le hizo una pregunta simple pero poderosa: ¿Qué tienes en tu mano? (Éxodo 4:2). En ese momento, Moisés solo tenía un bastón, algo tan común que probablemente ni siquiera lo consideraba útil. Pero Dios tomó ese bastón y lo convirtió en un instrumento de milagros.
Hoy quiero preguntarte lo mismo: ¿Qué tienes en tu mano? ¿Qué tienes en tu casa? ¿Qué tienes en tu familia? ¿Qué tienes en tu trabajo? A menudo, somos tan ingratos que menospreciamos lo que ya poseemos. Estamos tan enfocados en lo que nos falta que olvidamos valorar lo que tenemos. Nos quejamos por no tener más talento, más recursos o más oportunidades, pero rara vez nos detenemos a agradecer por lo que ya está en nuestras manos.
Imagina por un momento que todo lo que tienes hoy desaparece: tu familia, tu hogar, tu salud, tus habilidades, tus pequeños logros. ¿Cómo te sentirías al darte cuenta de lo mucho que tenías y nunca agradeciste? Dios no espera que estemos conformes con lo que tenemos, porque Él nos creó para anhelar más de su propósito. Pero tampoco quiere que seamos desagradecidos mientras esperamos su mover.
Moisés no tenía nada impresionante en su mano, pero tenía algo más importante: una relación con Dios. Y eso fue suficiente para cambiar el curso de la historia. Hoy, Dios también te pregunta: ¿Qué tienes en tu mano? Tal vez sea poco a tus ojos, pero en las manos de Dios, incluso lo más insignificante puede convertirse en algo extraordinario.
No menosprecies lo que tienes. Antes de pedir más, aprende a agradecer por lo que ya está en tus manos. Porque cuando reconoces lo que Dios ha puesto en tu vida y lo usas con gratitud, Él puede multiplicarlo y hacer cosas grandes a través de ti.
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Oremos: Padre celestial, gracias porque siempre nos recuerdas que no necesitamos tenerlo todo para cumplir tu propósito. Ayúdame a valorar y agradecer por lo que tengo en mis manos hoy: mi familia, mi trabajo, mis talentos, mis pequeñas bendiciones. Perdóname por los momentos en que he sido desagradecido o he menospreciado lo que me has dado. Ayúdame a recordar que muchas cosas que me pasan yo mismo me las he conseguido al estar lejos de ti. Enséñame a confiar en que, aunque parezca poco, tú puedes usarlo para hacer grandes cosas. Te pido que me ayudes a ser fiel con lo que tengo ahora, para que pueda estar preparado para lo que tú tienes planeado para mí. Todo esto te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
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